¿Qué deberíamos saber?
La anemia del recién nacido consiste en la disminución del número de glóbulos rojos o de la concentración de hemoglobina en los primeros días de vida.
Existe una anemia “fisiológica” o normal en la que todo bebé sano presenta una disminución de la concentración de glóbulos rojos en la sangre durante las primeras semanas de vida sin alterarse la función normal de la sangre.
La diferenciación entre esta anemia normal y las otras anemias del recién nacido depende de la edad gestacional (número de semanas que duró el embarazo) y la edad cronológica (número de días desde el nacimiento) del bebé.
Para esto, existen tablas para determinar la normalidad o no de los exámenes de laboratorio, también dependiendo de la altura sobre el nivel del mar a la que se viva: a menor altura sobre el nivel del mar, menor cantidad de glóbulos rojos y menor concentración de hemoglobina.
En todo recién nacido con anemia es indispensable descubrir la causa para dar un tratamiento definitivo. En algunos casos, son necesarias las transfusiones de sangre.
¿Cuáles son las causas de las anemias del recién nacido?
La hemoglobina es el pigmento férrico que llevan dentro los glóbulos rojos, mediante el cual distribuyen el oxígeno en los tejidos del organismo.
Los glóbulos rojos en condiciones normales viven unos 3 meses, después de los cuales son destruidos en el bazo.
Una anemia es la situación en la que el número de glóbulos rojos (y por tanto la concentración de hemoglobina circulante) está disminuida.
Las causas de anemias del recién nacido son:
- Pérdidas por sangrados: pueden ser sangrados aún en el útero materno o después del parto por alteraciones en el cordón umbilical y la placenta. También pueden aparecer sangrados en el recién nacido (digestivos, cerebrales, etc.) o anemia por exceso de tomas de muestras de sangre para exámenes de laboratorio.
- Destrucción de los glóbulos rojos (hemólisis): cuando los glóbulos rojos son anormales, el cuerpo los destruye. Ejemplos de ello son las incompatibilidades de grupo sanguíneo entre el bebé y su madre, enfermedades genéticas que alteren la forma de los glóbulos rojos o algunas infecciones. La anemia hemolítica se caracteriza por presentar color amarillento en la piel llamada ictericia neonatal.
- Falta de producción de glóbulos rojos: puede ser por falta de nutrientes o por enfermedades que impidan la formación normal de las células.
¿Qué tipos de anemia son frecuentes en el recién nacido?
Algunos tipos de anemia frecuentes en los recién nacidos son:
- Anemia fisiológica del lactante. Durante los 2 o 3 primeros meses de vida, la hemoglobina circulante disminuye gradualmente, ya que los glóbulos rojos del recién nacido tienen una esperanza de vida menor (90 días, en lugar de los 120 días de vida en el adulto). Esta situación es normal y no necesita tratamiento.
- Anemia de la prematuridad. La velocidad de descenso de la hemoglobina y su punto más bajo son más pronunciados en los prematuros. Este cuadro se debe fundamentalmente a la elevadísima velocidad de crecimiento de los prematuros. Además, la sangre extraída a los lactantes prematuros enfermos con fines analíticos exagera aún más la caída de hematíes. El valor más bajo de concentración de la hemoglobina suele alcanzarse al cabo de unas 6 semanas en los prematuros. No hay estudios que demuestren que las transfusiones, ni el tratamiento con hierro, resulten beneficiosos en la anemia de la prematuridad.
- Anemia ferropénica del lactante. Se debe a una deficiencia de hierro, sin el cual no se puede fabricar la hemoglobina de los glóbulos rojos. Los recién nacidos que reciben fórmulas artificiales deben recibir suplementos de hierro (2 mg de hierro elemental/kg/día). De lo contrario, utilizarán sus reservas de hierro y las agotarán al cabo de 10 a 14 semanas, si son prematuros, y después de unos 5 meses si fueron a término.
¿Cómo se diagnostican las anemias del recién nacido?
En recién nacidos en los que se sospeche anemia, se analizan los antecedentes y se observa el color de la piel: la palidez es un signo importante de pérdida de glóbulos rojos y el color amarillo (ictericia) puede significar que hay una anemia hemolítica.
En caso de sangrados ocultos, el deterioro de la salud del bebé será rápido y evidente.
En todos estos casos, se solicitan las siguientes pruebas de laboratorio:
- Hemograma
- Recuento de reticulocitos
- Bilirrubinas
- Test de Coombs
Dependiendo de estos resultados y según la causa que se sospeche, se pueden realizar otras pruebas para confirmar la causa de la anemia como:
- Extendido de sangre periférica: sirve para observar formas anormales de las células en el microscopio.
- Test de Kleihauer-Betke: se toma una muestra de sangre de la madre para ver si hay mucha hemoglobina fetal (paso de sangre del feto a la madre).
- Ecografía cerebral.
- Ecografía abdominal.
- Estudios de coagulación.
- Estudios de infecciones específicas como las del grupo TORCH: Toxoplasmosis, Rubeola, Citomegalovirus, Herpes simple, VIH, Sífilis.
¿Cómo puede prevenirse la anemia del recién nacido?
La prevención de la anemia del recién nacido depende de:
- Antes del parto: Determinación en sangre FETAL de glóbulos rojos y hemoglobina y del tipo sanguíneo, así como una prueba de Coombs directa para establecer el riesgo de incompatibilidad de grupo sanguíneo. Controles prenatales con especial énfasis en diagnóstico temprano de infecciones graves.
- Durante el parto: Hay que monitorizar los latidos del feto y, si aparecen signos de sufrimiento fetal o el niño está gravemente afectado, se procederá a realizar una cesárea. Cuando se pueda, se debe evitar pinzar el cordón umbilical demasiado rápido permitiendo así suficiente paso de sangre al bebé y extraer sangre de la placenta si se prevén futuras transfusiones de sangre.
- Después del parto: Es importante vigilar cualquier signo temprano de anemia y evitar la toma excesiva de exámenes de sangre. En recién nacidos es preferible tomar muestras de sangre capilar y realizar técnicas especiales como los micrométodos que solo utilizan unas gotas de sangre.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
Revisor clínico