¿Qué es la artrosis?
La artrosis es una enfermedad articular que se produce por desgaste y degeneración de las articulaciones.
Se presenta en personas de edad avanzada y afecta a las articulaciones de la columna vertebral, caderas, rodillas, tobillo y manos más frecuentemente, aunque también podría ocurrir en pacientes de menor edad si anteriormente presentaron una fractura o proceso infeccioso que afectó a alguna articulación, como por ejemplo fracturas de la meseta tibial, una ruptura de un ligamento cruzado, artritis séptica, etc.
La mayoría de las personas mayores de 70 años presentan síntomas de artrosis en alguna articulación, siendo el dolor y la alteración de la movilidad los síntomas principales, aunque el grado y la severidad de estos síntomas será altamente variable, por lo que la limitación percibida por cada paciente, y el efecto de estos síntomas en su vida diaria, no será proporcional entre pacientes.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La principal causa de la degeneración del cartílago articular es la edad, aunque la presencia de alteraciones de ciertas proteínas que se transmiten de forma hereditaria puede producir una degeneración prematura del cartílago, así como otras enfermedades como la hemofilia, el síndrome de Cushing, y ciertas inmunodeficiencias, que también se han vinculado a procesos degenerativos articulares acelerados.
La artrosis afecta más a las mujeres que a los hombres y a partir de los 75 años casi todas las personas tienen artrosis en alguna articulación, pero el grado de esta, y el impacto que tiene en la vida cotidiana del paciente es altamente variable y no siempre es proporcional. La obesidad y la falta de ejercicio son factores predisponentes para la artrosis.
¿Qué signos y síntomas presenta?
La presencia de dolor articular y falta de movilidad de las articulaciones en una persona mayor de 50 años (pueden aparecer a veces a los 40) hace presumir el diagnóstico de artrosis, especialmente si el paciente refiere un antecedente relevante que eleve el riesgo de una artrosis temprana o acelerada, como el antecedente de fracturas que afectan alguno de los componentes de la articulación, procesos infecciosos que afectan la articulación, o el padecimiento de enfermedades como las anteriormente mencionadas.
Es un dolor que aparece con el ejercicio o con el movimiento de pesos, y que mejora tras el descanso, asociándose a inflamación alrededor de la articulación, pero sin presentar (usualmente) cambios en la coloración de la piel o aumento de la temperatura en el sitio afectado.
¿Qué pruebas diagnósticas se utilizan?
Los métodos diagnósticos que más frecuentemente se utilizan son:
- La exploración física, que deberá de emplearse como la primera medida diagnóstica y la cual dirige el resto del seguimiento.
- Los pacientes con artrosis de una articulación presentarán arcos de movimiento limitados, usualmente en asociación con dolor, rigidez (especialmente en casos más avanzados), y en casos muy severos se podría incluso identificar una deformidad aparente de la articulación, como en la rodilla, donde en casos de desgaste severo se observa una deformidad en varo (coloquialmente conocido como piernas arqueadas o rodillas “de charrito”).
- Una radiografía simple de la articulación afectada, donde se podrán identificar hallazgos característicos de un proceso degenerativo articular, como son:
- La presencia de osteofitos, excrecencias de hueso que se producen en respuesta a las cargas y al desgaste de la articulación.
- Esclerosis subcondral, que es el achicamiento y engrosamiento de la superficie articular, secundario a la lesión y desgaste del cartílago articular.
- Quistes subcondrales presentes en casos severos, donde se observan cavidades dentro del hueso de la articulación.
- Deformidades, ya sea en la alineación o configuración normal de la articulación.
- Los análisis de sangre no suelen ser útiles, ya que no reportan cambios o alteraciones relevantes, excepto en casos donde existe una enfermedad subyacente asociada que se pueda asociar a un riesgo elevado de artrosis.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El objetivo del tratamiento es mejorar la movilidad de las articulaciones y disminuir el dolor de las mismas. Para ello se usan los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) en períodos de 15 días para evaluar la mejora inicial.
También, y con este objetivo se utiliza la infiltración intraarticular de esteroides, aunque no se recomienda que esta se realice con mucha frecuencia, ya que los fármacos de depósito empleado, ante su uso crónico y prolongado, pueden causar un desgaste acelerado del cartílago articular, volviéndose contraproducentes para el paciente. Además, debe ser aplicado un programa de ejercicios de rehabilitación para mantener la funcionalidad de las articulaciones y mejorar la fuerza, así como recomendaciones para el movimiento correcto para elevar pesos o realizar ciertos esfuerzos.
La cirugía se utiliza para casos de incapacidad funcional grave de ciertas articulaciones, o en casos donde el dolor (y si está presente, la deformidad asociada) limitan severamente la capacidad del paciente de llevar a cabo sus actividades diarias cotidianas, realizando el reemplazo total de las articulaciones (cadera y rodilla), que se sustituyen por prótesis artificiales metálicas.
En otros casos, donde el desgaste articular es menos severo y se encuentra en sus etapas iniciales (como en los casos de gonartrosis grado I y II) se puede proponer la realización de una artroscopia para llevar a cabo un “desbridamiento articular artroscopia” y mejorar las condiciones del cartílago y la superficie articular, pudiendo retrasar el requisito de una prótesis articular por unos cuantos meses o años, aunque esta no es una opción para todos los pacientes.
También, existen otros procedimientos que permiten mejorar la alineación de la extremidad, o aliviar el dolor, pero la decisión de realizarlos debe de individualizarse para cada paciente.
El éxito de estas sustituciones es del 85%, por ello el planteamiento se basa en cuando realizar la intervención y dependerá de la incapacidad de la articulación a cambiar por la prótesis.
La artrodesis es la fijación de la articulación, es decir, que perderá su función a costa de mejorar el dolor. No es una cirugía tan agradecida como la prótesis y por ello el planteamiento es siempre más extremo, y se reserva para casos en los que no se cuenta con insuficiencia hueso, o hueso de la calidad necesaria, para colocar una prótesis, o en aquellos casos donde ha ocurrido un fracaso o desgaste de la prótesis.
Agregado a esto, es importante recalcar que, pese a su popularidad en el mercado, los productos que son promocionados como inductores o regeneradores del cartílago no se recomiendan, ya que su eficacia no ha sido demostrada, y en algunas situaciones, incluso pueden resultar contraproducentes para el usuario.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDr. Jorge Valenzuela Flores
Especialista en Ortopedia y Traumatología y licenciado en medicina por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (TEC).
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