¿Qué es la displasia del desarrollo de cadera en los niños?
La displasia del desarrollo de cadera (DDC) es una malformación de la articulación de la cadera que se presenta en bebés y recién nacidos, que puede ocasionar subluxación e incluso luxación de la cadera secundaria a la inestabilidad de la articulación.
Displasia significa alteración o anomalía en el desarrollo.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La articulación de la cadera está formada por una bola que es el final del hueso fémur y un recipiente articulatorio en forma de copa para ajustarse a esta bola femoral formada por los 3 huesos de la pelvis (ilion, isquion, y pubis).
En los niños, el cartílago trirradiado, presente en la cavidad acetabular, es el precursor de los componentes óseos de la pelvis, y su desarrollo y osificación se ve estimulado por la presión que ejerce la cabeza del fémur al estar en su lugar, así como la actividad muscular de los músculos de la cadera; aunado a esto, juegan un papel importante los factores nutricionales, genéticos y ambientales en el desarrollo adecuado de la cadera infantil.
La luxación aparece cuando ambas partes se desplazan y no coincidiendo adecuadamente no pueden articularse apropiadamente, restringiendo el movimiento de la extremidad y limitando severamente la función de la misma.
Al ocurrir una alteración en el desarrollo normal de la cadera, los estabilizadores presentes en una cadera normal se ven afectados, permitiendo la salida de la cabeza del fémur fuera de la articulación.
Podría ocurrir una luxación, donde la bola del fémur está completamente fuera de la cavidad de la pelvis, o presentarse como una subluxación, donde la cadera se encuentra en una posición relativamente aceptable en el acetábulo pero presenta una gran capacidad de luxarse y salir de este espacio.
Suele ser más frecuente en el primer hijo, en las mujeres más que en los hombres, en partos de nalgas, en pacientes con un déficit neuromuscular importante (como en la parálisis cerebral infantil), o asociado a otros síndromes que ocasionan moldeamiento, como el pie equino varo congénito (PEVAC).
La frecuencia de aparición es de 1 por cada 1000 nacimientos con una cierta tendencia familiar.
¿Cuáles son los síntomas de la displasia del desarrollo de la cadera en los niños?
La displasia congénita de la cadera puede pasar desapercibida hasta los 40 años. Pero lo habitual es que se pueda notar:
- Una disminución del movimiento en el lado afectado.
- La asimetría en la posición de las piernas y en los pliegues de los muslos.
- Si se deja evolucionar puede llegar a notarse una asimetría en los ángulos de rotación de las piernas.
- Al iniciar la marcha, el paciente presenta una cojera indolora.
- Discrepancia en la longitud de la extremidad afectada en comparación a la sana. Esto, junto con la afectación de la marcha, podría no ser tan evidente si ocurre una afectación de ambas caderas.
¿Cómo se puede detectar?
En el recién nacido el pediatra realiza un movimiento completo de rotación y flexión-extensión de la cadera para poder distinguir un “chasquido” que sugiere una alteración del funcionamiento normal de la articulación, evidenciando la capacidad de luxación de la cadera, sin embargo, recientemente se ha concluido que la exploración física no es suficiente para descartar o confirmar esta patología, y deberá de ser protocolizado con estudios de imagen, aunado a una exploración física.
En caso dudosos se puede realizar un estudio ecográfico o de rayos X, dependiendo de la edad del paciente para confirmar o diagnosticar el problema.
Se recomienda que todo recién nacido con antecedentes y factores de riesgo (anteriormente mencionados) para presentar displasia de cadera sea sometido a un ultrasonido de cadera en sus primeras semanas de vida, para un subsecuente seguimiento ecográfico y radiográfico.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
La prevención depende de un diagnóstico precoz en el recién nacido, permitiendo evitar una artrosis temprana que condicione a un reemplazo articular en un paciente joven, aunado a una importante limitación funcional y una elevada morbilidad.
Si la displasia se diagnostica en un paciente menor a 18 meses de edad, se podría ofrecer un tratamiento conservador mediante la colocación de un arnés que coloque a la cadera pediátrica en una posición de abducción y flexión, y que coloque la cabeza del fémur dentro del acetábulo y estimule el desarrollo de la cadera.
Existen muchos modelos de estos arneses, siendo el más popular y más accesible el arnés de Pavlik, que consiste en un juego de correas entrelazadas que colocan la cadera del paciente en la posición descrita. Se recomienda el uso de este arnés por 23 horas al día, vigilando la adecuada colocación y uso del mismo, ya que el uso incorrecto se reporta como una de las principales causas de falla en el tratamiento conservador.
No se recomienda el uso de doble panal o de otros tipos de férula para el manejo de estas condiciones; reportes médicos recientes han encontrado que el uso de doble panal, férulas, o ejercicios “especializados” para estimular la cadera no han mostrado ningún beneficio en comparación a otras líneas de tratamiento, y ofrecen un falso sentimiento de seguridad en los padres, condicionando posteriormente la necesidad de intervenciones más agresivas e invasivas.
En casos donde la cadera se encuentra luxada, se iniciará el manejo realizando una reducción cerrada aunado a inmovilización, la cual se podría complementar con un artrograma transquirúrgico que permita valorar la adecuada reducción de la cadera.
Si la displasia es muy importante, o se presenta con una luxación irreducible de manera cerrada, o el paciente es de edad avanzada, será necesario realizar una intervención quirúrgica para reponer la articulación a su estado correcto, así como corregir la cobertura acetabular mediante una osteotomía pélvica.
En otros casos, se complementará la osteotomía de la pelvis con una osteotomía en el fémur proximal a manera de corregir la dirección y angulación del mismo, permitiendo el retorno de la cabeza del fémur al receptáculo acetabular.
Estos procedimientos, en casos donde existe una contractura muscular importante que contribuye a la deformidad, se realizará además una tenotomía / miotomía (corte de tendón y/o músculo) de los músculos responsables de la aducción de la cadera, facilitando así la reducción de la luxación.
Si el tratamiento es correcto y precoz la resolución del problema es total.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDr. Jorge Valenzuela Flores
Especialista en Ortopedia y Traumatología y licenciado en medicina por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (TEC).
Revisor clínico