¿Qué es el TDAH?
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que afecta a la capacidad para regular la actividad, la impulsividad y la atención.
A menudo se observa que el niño "no puede prestar atención a la maestra" o que "causa problemas en la clase".
¿Cuáles son sus características?
Aunque un niño con TDAH desea ser un buen estudiante, tiende a ser impulsivo e incapaz de prestar atención debida en la clase. Los maestros, padres y compañeros saben que el niño se está portando mal, o que es "diferente", pero no saben exactamente qué es lo que anda mal.
Es una situación que puede afectar al 3 % de todos los niños. Es diez veces más común en niños que niñas.
El TDAH se acompaña de hiperactividad: los niños más pequeños tienden a correr y a trepar excesivamente; los niños mayores se notan inquietos y nerviosos. En contraste con el alto nivel de actividad que normalmente ocurre en los niños, en esta condición la hiperactividad es descuidada, muy poco organizada y carece de metas u objetivos definidos.
Las principales características del trastorno en los niños son:
Falta de atención:
- No presta atención a los detalles.
- Parece no escuchar.
- Tiene dificultades para organizar tareas o actividades dando la impresión de que no ha escuchado las instrucciones.
- No sigue las órdenes o instrucciones que se le dan o los pedidos que se le hacen.
- Evita tareas de esfuerzo mental sostenido.
- Se distrae con facilidad o con estímulos irrelevantes.
- Se le hace difícil mantenerse jugando el mismo tiempo que sus compañeros de clase de su misma edad.
Hiperactividad:
- Se mueve en exceso.
- Corre o salta en situaciones inapropiadas.
- Motor interno ("en marcha todo el tiempo").
- Habla en exceso.
Impulsividad:
- Precipita sus respuestas.
- No es capaz de guardar turnos cuando está en actividades de grupo.
- Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.
- Interrumpe la clase con frecuencia con comentarios o actuaciones inapropiadas.
- Sus trabajos son descuidados, sucios y, por su impulsividad, comete errores.
¿Cómo son estos niños?
Los niños con déficit de atención por hiperactividad (TDAH) no atienden en clase, se mueven sin parar, incordian, interrumpen.
No son capaces de planificar y cualquier estímulo distrae su atención, como el simple vuelo de una mosca.
Son niños que hacen lo primero que se les ocurre sin pensar en las consecuencias, por eso suelen tener muchos accidentes.
No progresan adecuadamente en el medio escolar, lo que provoca una sensación de fracaso continuo. Tienen pocos amigos, no les invitan a fiestas, se pelean con otros niños y se van recluyendo poco a poco.
No son menos inteligentes que el resto, simplemente su cerebro no trabaja como debería.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
Hasta hace poco se achacaba a problemas de ambiente familiar o vagancia del niño. Pero lo cierto es que este trastorno no se produce por desacuerdos familiares, ni siquiera por separación, divorcio o nacimiento de un hermano menor. Tampoco por que los padres se pasen el día fuera de casa, ni por cambiar de colegio.
La verdadera etiología del trastorno es de origen biológico, se trata de una disminución de la actividad de una zona del cerebro que es la que se ocupa de planificar y controlar la impulsividad. Esta disfunción puede heredarse genéticamente (75% de los casos), o provocarse en caso de madre fumadora o bebedora durante el embarazo o bien en caso de bajo peso al nacer.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento recomendado para los niños mayores de 6 años es la terapia conductual y el uso de medicamentos simultáneamente.
El medicamento que se le suele administrar a estos niños es metilfenidato (Concerta®, Medikinet®, Rubifen®, etc.). Es un estimulante que disminuye la hiperactividad, mejora la atención, y controla la impulsividad.
Tiene leves efectos secundarios como disminución del apetito y retraso del sueño. Sin embargo, es preciso complementar el tratamiento con ayuda psicológica, sobre todo de los padres para que aprendan la mejor forma de tratar a estos niños.
También se usan la lisdexanfetamina (Elvanse®), la guanfacina (Intuniv®) y la atomoxetina (Atamax®).
Para los niños menores de 6 años el tratamiento de elección es la terapia conductual. No se recomienda el tratamiento farmacológico en niños con TDAH antes de los 6 años.
La terapia conductual tiene como objetivo principal enseñar y reforzar conductas positivas, al mismo tiempo que busca eliminar o reducir los comportamientos no deseados o problemáticos.
También es precisa la intervención en el colegio ya que a pesar de que su inteligencia sea normal, es necesario darles instrucciones de otra manera.
Sin el tratamiento apropiado, el niño o niña caerá progresivamente en atrasos permanentes en su trabajo escolar. Las relaciones con sus compañeros y amigos sufrirán debido a su falta de cooperación en los juegos y otras actividades sociales. Su amor propio se verá aún más afectado por el rechazo de sus amigos y las reprimendas repetidas de maestros y familiares, al no entender éstos cómo manejar su problema.
¿Qué deben hacer los padres?
Si un niño presenta problemas de comportamiento como los descritos, los padres deben pedir a su pediatra o médico de familia que les refiera a un psiquiatra o psicólogo infantil, que es el especialista más familiarizado con el TDAH.
Mientras tanto en casa han de definir reglas claras (no vale con "ser ordenado" sino "recoge esos juguetes"), ayudarle a terminar las tareas, aumentar el orden en casa, establecer rutinas, eliminar ruidos, motivar al niño y aumentar la disciplina.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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