Pregunta
Tengo 22 años y bastante acné. Tengo miedo pues me está quedando marcada la cara ¿Qué puedo hacer?
Respuesta
El acné es una de las enfermedades cutáneas más frecuentes, pues afecta al 80% de la población, principalmente durante la adolescencia.
Las formas leves, no suelen plantear problemas, pero las intensas, de aspecto poco estético y desagradable, causan gran impacto psíquico en la persona, lo que acarrea importantes consecuencias.
Una idea que es necesario erradicar sobre esta enfermedad, es la consabida "ya se curará cuando se case o cuando cumpla los treinta años", ya que hay casos que persisten a estas edades, como parece ser su caso.
El acné es un síntoma del estado seborreico constitucional o hipersecreción de grasa, relacionado con el sistema endocrino. Es una enfermedad causada por la obstrucción de los poros de la piel debido a la secreción sebácea del folículo pilosebáceo. Puede manifestarse como puntos negros, granos que a veces contienen pus, y lesiones cicatriciales. Con el paso de la niñez a la adolescencia van aumentando los niveles de hormonas.
Uno de sus efectos es el aumento de la actividad de las glándulas sebáceas de la piel, que conduce a la producción excesiva de una sustancia oleosa, denominada sebo, y que se vacía en la superficie de la piel a través de los orificios de los folículos pilosebáceos.
A menudo este sebo seco, junto con la piel descamada y las bacterias que viven sobre ella, obstruyen los poros cutáneos, evitando que el sebo fluya libremente desde los folículos pilosos, dando lugar a la formación de comedones, los vulgarmente llamados puntos negros. Las bacterias crecen por debajo de los poros obstruidos y descomponen parte de la grasa, pudiendo formar pus o pústulas. Las lesiones se sobreelevan y se palpan, dando lugar a las erupciones cutáneas típicas del acné habitualmente denominadas granos de acné. Si la infección e irritación del grano se acentúa, puede formarse abscesos que son quistes llenos de pus.
Al ser el acné una enfermedad cutánea relacionada con el estado seborreico (hiperproducción de sebo), las lesiones típicas (comedones, pústulas, granos) se desarrollarán en aquellas zonas donde exista mayor actividad sebácea, es decir, la cara y superficies centrales del pecho y la espalda.
Existen dos formas clínicas: una leve, llamada acné polimorfo juvenil o acné superficial y otra más grave, denominada acné quístico y conglobata o acné profundo.
- Acné superficial: Es la forma más frecuente de acné. La lesión típica es el comedón o punto negro, que puede dar lugar a la formación de granos y pústulas, sin abscesos. Cuando el pus se vierte al exterior se resuelve la lesión, pero en ocasiones queda circunscrito a capas profundas de la piel como la dermis que dan lugar a la formación de pequeñas cicatrices.
- Acné profundo: Constituye la forma grave de acné. Se caracteriza por la formación de quistes llenos de pus o abscesos en el seno de la dermis que se relacionan entre sí, formando grandes túneles como si fueran madrigueras de conejos, que se abren a la superficie cutánea por múltiples orificios, y que cuando se reabsorben dejan extensas cicatrices. Afecta más a los varones que a las mujeres y se localiza fundamentalmente en el tórax, espalda, hombros, glúteos y brazos. La cara no suele estar muy afectada.
- Las erupciones acneiformes: No cursan con comedón o punto negro previo. Pueden localizarse en cualquier parte de la superficie cutánea y afectan a personas de cualquier edad, aunque se ven más en adultos. Pueden ser secundarias a: fármacos, productos industriales (breas y alquitranes, vaselina y derivados), cosméticos, detergentes y agentes físicos.
- Rosácea: Es una enfermedad cutánea con afectación de otros órganos, especialmente los ojos, aparato digestivo y sistema endocrino. Afecta generalmente a mujeres por encima de los 30 años.
El tratamiento del acné tiene dos objetivos fundamentales: Eliminar los comedones o puntos negros y las lesiones inflamatorias y purulentas. Evitar la formación de cicatrices. Si se logran estos objetivos se evita el deterioro de la autoestima de la persona que lo padece, debido al carácter poco estético de las lesiones, en una época tan conflictiva como es la adolescencia.
Existen una serie de recomendaciones que permiten mantener bajo control el acné:
- No exprimir ni rascarse los granos de acné ni puntos negros, dado que produce reacciones inflamatorias y favorece las cicatrices.
- Lavar la cara dos veces al día con un jabón especial (azufrado) para evitar las espinillas y el acné. No hace falta restregarla con fuerza porque puede irritar más la piel. Se pueden utilizar lociones o toallitas antibióticas (eritromicina o clindamicina) sobre las lesiones para favorecer su resolución.
- Afeitarse suavemente tratando de no lastimar las lesiones, usando una máquina bien afilada.
- No hace falta privarse de las comidas favoritas, pues no hay pruebas científicas que demuestren que la dieta influya sobre el acné. Sí se recomienda, seguir una dieta sana y variada.
- Evitar lo que agrave el acné, como limpiadores ásperos, la grasa que surge de los alimentos que se cocinan y cualquier ropa que presione o roce la zona propensa.
- No usar bases de maquillajes fuertes. Elegir aquellas sin aceite o fragancias. Se recomiendan los maquillajes y sombra de ojos en polvo. Limpiar las brochas de maquillaje una vez al mes.
- Lavar la cabeza regularmente, especialmente si el pelo es graso.
- Cambiar con frecuencia las fundas de las almohadas.
- Evitar las lámparas de sol y las quemaduras solares.
Las lesiones cicatriciales pueden beneficiarse de exfoliantes en aplicación local, como lociones o cremas de ácido retinoico. Además en la actualidad existen implantes de colágeno que permiten corregir aquellas cicatrices de acné.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
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