¿Qué es la violencia desde un punto de vista evolutivo?
Desde un punto de vista evolutivo, la violencia es una respuesta de supervivencia genéticamente determinada de un individuo u organismo a un medio ambiente lleno de peligros naturales ante la necesidad de supervivencia tales como el hambre, la sed, los depredadores etc. Para sobrevivir a estos eventuales peligros ha sido históricamente necesario actuar de manera violenta; por ejemplo, cazando, agrediendo al depredador, etc. Evolutivamente, aquéllos sujetos que mejor se han enfrentado a los peligros, a través de su agresividad, han sido seleccionados naturalmente. De aquí deducimos que los hombres podrían estar genéticamente predeterminados para la violencia. Pero entonces nos preguntamos ¿Porqué no todos los hombres son violentos? Y ¿Por qué los malos tratos van dirigidos sólo a quien es físicamente inferior?
¿Cómo acercarse al maltratador desde el punto de vista psicológico?
Para responder a esta pregunta nos hemos de remitir a otro nivel: el psicológico. A pesar de que existen numerosas teorías psicológicas sobre la violencia, todas tienen una serie de puntos en común: el hombre violento tiene un problema psicológico o psiquiátrico que le hace sentir más vulnerable, inseguro y con baja autoestima, por lo cual siente la necesidad de compensarlo mediante la violencia, enfrentándose con su pareja. A partir de aquí, hay terapeutas que buscan las causas de la violencia en la infancia del sujeto y en los problemas que vivió al crecer, asumiendo que si vio violencia en el hogar, él mismo será violento, y suponen que al resolver el problema psicológico el hombre dejará de ser violento con su pareja, pues las causas estarán solventadas.
También se ha explicado la conducta violenta como una expresión de su ira o enojo; de hecho, se ha creado una forma de tratamiento que permite a los hombres "sacar" su ira golpeando almohadas y objetos similares y gritando para expresar libremente esa emoción. Este tipo de tratamiento de conoce como "control de la ira", y nos puede hacer plantearnos una cuestión: ¿el hecho de animar a una persona violenta a que golpee un objeto controlado, tal como una almohada, reduce su agresividad como dice esta teoría (de base psicodinámica) o la aumenta al reforzar sus manifestaciones agresivas y generalizar su respuesta a la vida real? Cuestionamientos aparte, esta teoría supone que el hombre debe aprender a expresar la ira adecuadamente.
Otra explicación psicológica es la que se realiza desde la teoría de sistemas. Esta explicación supone que es la pareja la que está dañada, y no sólo el hombre. Trata de esclarecer de qué manera ambas partes de la pareja participan como responsables de la violencia que existe. Esta interpretación ve a la pareja como un sistema que tiene cierto equilibrio, y cuando éste se rompe por influencia de una o ambas partes, surge el potencial para la violencia.
¿Cómo acercarse al maltratador desde el punto de vista psiquiátrico?
Otra explicación paralela es la psiquiátrica, que sugiere que el hombre tiene una enfermedad mental grave y por eso es violento con su pareja. Sus normas de razonamiento están fuera de las normas sociales, y por tanto se creería que es un psicópata o sociópata. Esta explicación se usa especialmente cuando el hombre llega a niveles de violencia extremos. Sin embargo, esta teoría puede suscitarnos una pregunta: si la violencia es fruto de una enfermedad mental, ¿por qué es selectiva? Los hombres que son violentos en su hogar con sus parejas no tienen por qué serlo necesariamente en su trabajo, con sus amigos de fútbol o con otros miembros de su familia. En conclusión, podemos decir que sí hay casos en los que el hombre tiene un problema psiquiátrico y por eso es violento con su pareja, pero son verdaderamente raros en comparación con el número de casos en los que no existe una enfermedad psiquiátrica.
¿Cuál es el nivel socio-cultural del maltratador?
Para dar una explicación a porqué la violencia en estos sujetos es selectiva, o lo que es lo mismo, no se reproduce en todos los contextos de su vida, hemos de remitirnos a otro nivel: el social-cultural.
Según una importante teoría social, existe una división dicotómica que se establece en muchos ámbitos: mujer - hombre; jefe - trabajador; etc., de forma que analiza la división artificialmente creada entre hombres y mujeres, que ha supuesto la creencia (y asunción) desde casi el principio de la humanidad de la superioridad del hombre sobre la mujer, y para mantener esa superioridad y dominio es imperante hacer uso de la violencia. De esta manera y según esta explicación, los hombres se han convertido en cuidadores y promotores de esa presunta superioridad sobre las mujeres, y para mantener esta dinámica social necesitan una forma de control social; siendo ésta la violencia doméstica. Esto constituye la base del patriarcado, que es un sistema de relaciones sociales que usa a los individuos para imponer el control sobre sí mismos y sobre otros para usar sus recursos y reforzar el dominio del superior: el patriarca. La mayoría de las culturas acepta que la mujer tiene que ser inferior al hombre, y es éste último el que crea formas culturales que definen y refuerzan esta supuesta inferioridad de la mujer: los mitos y las tradiciones.
El hombre violento obviamente apoya estas creencias porque él es quien obtiene beneficios.
No podemos omitir ninguna de estas aproximaciones a la hora de entender las causas de la conducta del maltratador: cada una de ellas tendrá su cabida, en menor o mayor medida, en la construcción de cada uno de estos individuos.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
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