¿Qué es una artroscopia?
La artroscopia es el examen realizado mediante un aparato endoscópico que se introduce en el interior de la articulación de la rodilla, pudiendo realizar intervenciones de los meniscos, ligamentos, superficie articular y sinovial (envoltura de la articulación).
¿En qué consiste la técnica de la artroscopia?
La artroscopia de rodilla, mediante instrumentos endoscópicos, es uno de los procedimientos ortopédicos más frecuentes hoy en día. El paciente es sometido a anestesia general o a veces se aplica únicamente anestesia regional o anestesia espinal en la extremidad a intervenir.
Después, se inicia el procedimiento realizando una pequeña perforación de aproximadamente 1 cm de largo cercana al polo inferior de la rótula para permitir el paso de una cánula dentro de la cual se incluye una cámara y una fuente de luz.
El manejo artroscópico de la rodilla se inicia por medio de la realización de un “recorrido artroscópico”, durante el cual se dirige la cámara dentro de la rodilla en dirección de las diferentes estructuras pertinentes a evaluar, para identificar las lesiones principales, así como las lesiones agregadas particulares del caso. Las estructuras a realizar y el orden preferente en el que se deberá de realizar está estandarizado.
Mediante el artroscopio y otros instrumentos que se introducen en la articulación de rodilla el cirujano puede ver los ligamentos, el disco de rodilla (menisco), el hueso de la rodilla (rótula), el revestimiento de la articulación (sinovia) y el resto de la articulación.
Posteriormente, de acuerdo a las estructuras lesionadas identificadas, y al manejo terapéutico a realizar, se puede tomar la decisión de realizar varias pequeñas perforaciones adicionales en la de rodilla. Además de esto, podría ser necesario realizar otras aperturas cercanas a la rodilla que permitan la introducción de instrumental específico, como son las guías empleadas durante la reparación de un ligamento cruzado roto mediante el uso de injertos.
Mediante esta técnica se pueden reparar o extraer los tejidos dañados. La visión con el artroscopio permite la reparación de tejidos o ligamentos mientras se manipulan desde el exterior, sin visión directa.
Este procedimiento se realiza en régimen ambulatorio, dando de alta al paciente en el mismo día, no requiriendo hospitalización de noche, s estructuras pertinentes a evaluar, para identificar las lesiones principales, así como las lesiones agregadas particulares del caso. Las estructuras a realizar y el orden preferente en el que se deberá de realizar está estandarizado.
Mediante el artroscopio y otros instrumentos que se introducen en la articulación de rodilla el cirujano puede ver los ligamentos, el disco de rodilla (menisco), el hueso de la rodilla (rótula), el revestimiento de la articulación (sinovia) y el resto de la articulación.
Posteriormente, de acuerdo a las estructuras lesionadas identificadas, y al manejo terapéutico a realizar, se puede tomar la decisión de realizar varias pequeñas perforaciones adicionales en la de rodilla. Además de esto, podría ser necesario realizar otras aperturas cercanas a la rodilla que permitan la introducción de instrumental específico, como son las guías empleadas durante la reparación de un ligamento cruzado roto mediante el uso de injertos.
Mediante esta técnica se pueden reparar o extraer los tejidos dañados. La visión con el artroscopio permite la reparación de tejidos o ligamentos mientras se manipulan desde el exterior, sin visión directa.
Este procedimiento se realiza en régimen ambulatorio, dando de alta al paciente en el mismo día, no requiriendo hospitalización de noche, excepto en casos donde se podría indicar un manejo “en dos tiempos”. En dicho caso, será necesario someterse a un procedimiento adicional como por ejemplo en las lesiones multiligamentarias de rodilla que podrán requerir más de una cirugía para poder reparar en su totalidad todos los ligamentos de la rodilla.
¿Para qué casos está indicado?
La artroscopia está indicada para problemas de rodilla tales como:
- Lesiones o ruptura de menisco parciales o totales.
- Lesiones del cartílago articular.
- Lesiones totales o parciales de los ligamentos cruzados o colaterales.
- Inflamación o daño en el revestimiento de la articulación.
- Fractura de las espinas tibiales (sitio de inserción tibial de los ligamentos cruzados).
- Manejo de casos de desgaste articular (gonartrosis) en estadios tempranos.
¿Cuáles son las expectativas tras la artroscopia?
La artroscopia ha conseguido un gran avance en la cirugía de la rodilla porque al realizarse con métodos incruentos, y no abrir la articulación, ofrece como resultados menos dolor, hinchazón, rigidez y complicaciones, y disminuye el tiempo de hospitalización.
Continuamente se desarrollan nuevas técnicas, así como instrumental y aparatos, que permiten realizar la reparación de las estructuras de la rodilla con mayor eficiencia, en menor tiempo, y con una menor tasa de complicaciones asociadas.
¿Cuál suele ser el periodo de convalecencia?
En cuanto a la convalecencia:
- Suele ser rápida.
- El paciente puede necesitar muletas para evitar peso y presión sobre la articulación de la rodilla por unos días, especialmente en casos donde fue necesaria la reparación de un menisco. En este caso se recomienda que el paciente evite apoyar la extremidad intervenida hasta nueva orden para permitir la cicatrización del menisco.
- La actividad normal debe reducirse durante unas semanas, evitando especialmente actividades que sometan a la articulación a cargas o fuerzas de alta energía.
- A veces es necesario tomar medicamentos para el dolor y la inflamación, así como terapias antimicrobianas, sobre todo en casos donde se realiza toma de injertos, o se emplean largos tiempos quirúrgicos (como en las reparaciones de los ligamentos cruzados).
¿Qué problemas y riesgos podría tener?
Los riesgos de la artroscopia son los de cualquier intervención bajo anestesia, así como los de cualquier intervención quirúrgica:
- Dolor; esta es la complicación más frecuente.
- Reacciones a la medicación.
- Problemas respiratorios.
- Hemorragias: En este caso puede producirse una hemartrosis (sangre en la articulación) o que ocurra un coágulo que imposibilite la circulación en un segmento (tromboflebitis).
- Infecciones.
- Rechazo al material, en los casos donde se realiza colocación de suturas.
- Fracaso del injerto o material, como en aquellos en los que se repara uno o ambos de los ligamentos cruzados.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDr. Jorge Valenzuela Flores
Especialista en Ortopedia y Traumatología y licenciado en medicina por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (TEC).
Revisor clínico