¿Qué es el botulismo?
El botulismo es una grave enfermedad causada por una neurotoxina producida por el bacilo Clostridium botulinum.
La toxina es extremadamente potente, incluso mortal en ínfimas cantidades. Bloquea la liberación de una sustancia llamada acetilcolina en las terminaciones nerviosas, con lo que paraliza los músculos y puede llevar a la muerte por parada respiratoria. Puede ser mortal en 5 a 10% de los casos. Los cuidados intensivos han conseguido disminuir esta mortalidad.
Es una enfermedad poco frecuente lo cual dificulta su diagnóstico y tratamiento temprano.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
El botulismo está provocado principalmente por:
- Ingesta de conservas caseras de hortalizas, frutas, embutidos, pescados y mariscos (almejas, mejillones), en la mayor parte de los casos. Las latas envasadas comercialmente rara vez están implicadas, excepto cuando se conservan mal después de abiertas.
- Ingesta de verduras frescas crecidas en suelos contaminados con las esporas ubicuas del C. botulinum.
- Formación de esporas dentro del cuerpo en tres casos específicos:
- Botulismo de las heridas: sobresale el relacionado con drogas inyectadas, en especial heroína.
- Botulismo del lactante: por inmadurez en la microbiota (bacterias normales) del intestino. Se ha asociado con la presencia de las esporas en la miel por lo cual se recomienda no suministrar miel a ningún niño menor de un año.
- Botulismo por colonización intestinal en adultos: causa desconocida o cirugía del intestino o uso de antibióticos que alteran la microbiota.
- Causas raras:
- Por inyección de toxina botulínica con fines cosméticos o para tratamiento: usualmente ocurre cuando se inyecta de manera ilegal en dosis no recomendadas.
- Por inhalación accidental de la toxina en laboratorios.
¿Qué evolución clínica tiene?
Los síntomas pueden aparecer en seis horas después de ingerir un alimento contaminado. El período de incubación más común es de 18 a 36 horas. Sin embargo, a veces puede tardar hasta diez días. Cuanto antes comienzan los síntomas, más grave suele ser la intoxicación.
La persona afectada está despierta y sin fiebre.
Por lo general los primeros síntomas ocurren en la cabeza con parálisis de diferentes músculos y luego va descendiendo a las extremidades y el tronco.
Los síntomas neurológicos más frecuentes son:
- Boca seca
- Dolor de garganta
- Visión doble
- Dificultad en la visión cercana
- Dificultad para tragar y para pronunciar las palabras.
Suele haber síntomas abdominales previos o acompañando a los neurológicos, como náuseas, vómitos, retortijones y diarrea cuando la causa es el consumo de alimentos contaminados.
Los signos clínicos incluyen:
- Debilidad o parálisis de las extremidades, bilateral en el 80% de los casos.
- Parálisis de los músculos de la cara: el paciente puede parecer indiferente o inexpresivo por esto.
- Tórax inmóvil, con dificultades para ventilar.
- Estreñimiento.
- Signos oculares: Pupilas que no reaccionan a la luz, párpados caídos, nistagmo (movimientos rápidos automáticos de los ojos).
- Ataxia (inestabilidad al andar).
En el botulismo del lactante, el niño presenta estreñimiento, falta de apetito, está débil y se ve cómo pierde el control de los movimientos de la cabeza incluso llorando de manera anormal.
¿Cómo se puede detectar?
Es importante la sospecha clínica al ver una parálisis de músculos de la cara que va descendiendo y relacionarlo con el antecedente de consumo de alimentos mal conservados, otras personas del entorno con síntomas similares, heridas infectadas, uso de drogas intravenosa u otros antecedentes dependiendo de cada caso.
Esta sospecha temprana es importante porque abre la posibilidad de hacer tratamiento con la antitoxina lo más pronto posible mientras se descarta o confirma el diagnóstico de botulismo y de hospitalizar al paciente de inmediato antes de que se presente la dificultad respiratoria.
Entre los exámenes que se pueden practicar están:
- La detección de la neurotoxina en el suero o las heces. Esto confirma el diagnóstico. También se investigarán las comidas sospechosas para detectar la neurotoxina. Dado que la neurotoxina es extremadamente potente, las muestras se manejan en sus envases originales y con sumo cuidado.
- Cultivo de la bacteria Clostridium botulinum.
- Otras pruebas neurológicas como la electromiografía y el test del cloruro de edrofonio sirven para determinar si se trata de alguna otra enfermedad similar.
Se deben descartar o confirmar enfermedades similares al botulismo como la neuropatía de Guillain-Barré (que se da después de algunas viriasis), el síndrome de Eaton-Lambert (asociado a algunos cánceres de pulmón), intoxicaciones químicas o triquinosis.
¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?
La evolución depende de varios factores:
- Edad: La afectación es mayor cuanto mayor es el paciente.
- Tipo de neurotoxina: C. botulinum produce 7 tipos de toxinas distintas. La A y la B son las más potentes y frecuentes. La A produce enfermedad más grave que la B.
- Rapidez en la atención médica, en especial la administración de la antitoxina botulínica y el inicio del cuidado intensivo con establecimiento de la ventilación mecánica.
- Infecciones oportunistas asociadas (como complicación de la estancia prolongada en la Unidad de Cuidados Intensivos).
Existe una antitoxina trivalente (A, B, E) disponible, que puede modificar la progresión de la enfermedad, aunque no disminuye la parálisis que ya esté presente.
La recuperación completa puede tardar varias semanas.
En el botulismo de las heridas es importante su limpieza exhaustiva. No es claro si son útiles los antibióticos.
La clave de la prevención del botulismo alimentario radica principalmente en el manejo adecuado de los alimentos. La Organización Mundial de la Salud propone cinco claves para evitar las enfermedades producidas por contaminación de los alimentos:
- Mantener la higiene: de manos y de los utensilios de preparación de alimentos
- Separar los alimentos crudos de los cocidos
- Cocinar por completo los alimentos
- Conservar los alimentos en las temperaturas adecuadas
- Uso de agua potable y de alimentos crudos en buen estado
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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