¿Qué es la trocanteritis?
La bursitis trocantérea o trocanteritis es una de las causas más frecuentes de dolor en la cadera y se debe a la inflamación de las bursas (bolsas serosas) ubicadas en torno al trocánter mayor.
El trocánter mayor es un saliente óseo situado en la parte superior y lateral del fémur (el hueso del muslo), en el cual se insertan los músculos responsables de la flexión (elevar) y abducción (alejar) de la cadera.
Una bursa es una bolsa cerrada llena de líquido que funciona como superficie de amortiguación y deslizamiento para reducir la fricción entre los tejidos del cuerpo.
Las bursas más importantes están localizadas cerca de las grandes articulaciones como los hombros, los codos, las caderas y las rodillas. Cuando una bursa se inflama, se produce una bursitis, donde –itis significa inflamación.
La trocanteritis se describe de forma técnica como una tendinopatía por sobrecarga repetitiva de los tendones de los músculos medio y menor del glúteo que se insertan en el trocánter mayor, y actualmente se le denomina síndrome doloroso del trocánter mayor.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La bursitis trocantérea generalmente está provocada por la fricción constante del músculo tensor de la fascia lata (situado en la parte lateral y superior del muslo) al pasar por encima de la bursa trocantérea durante los movimientos de flexo-extensión de la cadera.
Los traumatismos o golpes (también los "microtraumatismos" repetidos, como el realizar actividad física de alto impacto por un largo tiempo) en la zona pueden ocasionar el trastorno, aunque son menos frecuentes.
De la misma manera, las alteraciones en la biomecánica de la extremidad inferior (cadera, rodilla o pie) o alteraciones en las estructuras cercanas a la cadera pueden dar lugar a la inflamación de la bursa en un porcentaje no desdeñable, como ocurre en las enfermedades que afectan a la columna lumbar (artrosis, espondilolistesis, escoliosis, etc.) o las asimetrías en la longitud o musculación de las piernas, como ocurre en las secuelas de displasia de cadera, cierres fisarios, pies planos, etc.
En el ámbito deportivo es también muy frecuente, sobre todo en los deportes que presentan un excesivo rozamiento de la región, como los corredores de maratón, porteros de fútbol, etc., o por un estilo de carrera deficiente (cruzando los pies en la línea media) o bien por correr habitualmente por superficies inclinadas o saltando bordillos.
¿Cómo es de frecuente la enfermedad?
Suele presentarse en personas mayores de 50 años y es más frecuente en mujeres que en hombres en una proporción de 4 a 1.
Se estima que lo pueden sufrir un 15% de las mujeres y un 6,5% de los hombres.
¿Cuáles son los síntomas de la trocanteritis?
Es un proceso que cursa de forma habitual de manera episódica, esto es, con agudizaciones en el tiempo seguidas de periodos sin síntomas.
Los principales síntomas son:
- Dolor en la cadera, especialmente al realizar movimientos de flexo-extensión
- Dolor al acostarse sobre el lado afectado
- Sensibilidad o dolor cuando se palpa la región sobre el trocánter mayor
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
En principio, al ser una patología "no grave" y de afectación fluctuante, se sigue un tratamiento no agresivo, con periodos de reposo, hielo, medicamentos antiinflamatorios y para el dolor que suelen ser efectivos.
Un aspecto importante en este tratamiento es analizar todos aquello factores predisponentes que presente el paciente y corregirlos.
Cuando fallan los anteriores tratamientos, o bien si el cuadro es muy intenso, se plantean las inyecciones locales de corticosteroides (metilprednisolona o similares) y anestésicos locales (lidocaína).
Las inyecciones locales de corticoides se vienen realizando desde los años 60, y está bien estudiada su eficacia y efectos secundarios. Se sabe que la respuesta es positiva en un 70-90% de los casos, aunque hay hasta un 25% de recaídas en los siguientes 12 meses.
¿Qué complicaciones y reacciones pueden aparecer por usar infiltraciones?
Las complicaciones de la infiltración son las mismas que tiene cualquier inyección de corticoides combinadas con las derivadas del anestésico local.
La más grave sería que se presentara una reacción anafiláctica (reacción alérgica brusca y muy grave), afortunadamente, bastante poco frecuente. A nivel local, la complicación más preocupante es la infección, que suele manifestarse en las primeras 24-48 horas.
Existe un riesgo mayor en pacientes ancianos, y por supuesto, en los inmunodeprimidos.
La infección local se resuelve, generalmente, de forma rápida con antibióticos.
Son habituales aunque menos graves:
- La reacción granulomatosa (inflamación crónica).
- Atrofia cutánea y del tejido subcutáneo (que revierte habitualmente en unos meses) y que se presenta sobre todo en caso de inyecciones muy frecuentes.
¿Cuáles son las expectativas?
Después de la infiltración se debe mantener un reposo relativo de 24-48 horas, así como una pauta corta de tratamiento con antinflamatorios. Aquellos pacientes que no han mostrado mejoría y los que presentan una mejoría parcial, se pueden beneficiar de una segunda infiltración.
De forma general, podemos decir que no deben infiltrarse más de 3 veces al año a los pacientes con mejoría parcial.
Los pacientes que no mejoran son los que tendrían que estudiarse con pruebas complementarias a fin de resolver el problema de base.
Si aun así, la persistencia de la sintomatología invalida al paciente, se podría plantear el tratamiento quirúrgico, que dispone de una amplia variedad de técnicas, desde más agresivas a más conservadoras, en general con buenos resultados.
Dr. José Antonio Zumalacárregui
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDr. Jorge Valenzuela Flores
Especialista en Ortopedia y Traumatología y licenciado en medicina por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (TEC).
Revisor clínico