¿Qué son los cálculos de riñón?
La litiasis renal, también denominada urolitiasis o nefrolitiasis es una enfermedad causada por la presencia de cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres, vejiga).
Estos cálculos renales son masas sólidas compuestas de pequeños cristales que son sustancias normales de la orina que, por diferentes razones, se han concentrado y solidificado en fragmentos de mayor o menor tamaño y se pueden presentar como masas solitarias o bien ser múltiples.
Es una enfermedad frecuente que afecta a más del 10% de la población en la edad media de la vida y se presenta más en hombres.
Cada vez se presentan más cálculos renales de todo tipo en el mundo asociados con la epidemia de obesidad, diabetes mellitus tipo 2 y síndrome metabólico.
La importancia de su detección temprana y tratamiento radica en evitar daños en el riñón.
¿Qué tipos de cálculos renales se pueden formar?
Existen diferentes tipos de cálculos según los cristales que los formen.
Tienen causas y características diferentes que incluso varían según el país de origen de la persona y no parecen alterarse mucho con la dieta.
Los principales tipos de cálculos son:
- Cálculos de calcio: el calcio puede combinarse con otras sustancias como el oxalato, el fosfato o el carbonato (fosfato cálcico, oxalato cálcico, carbonato cálcico). Es frecuente en personas jóvenes (hombres entre los 20 y 30 años de edad). Las causas de su producción pueden ser una o varias a la vez (beber poca agua o por herencia familiar). El oxalato se encuentra en varios alimentos vegetales (chocolate, verduras de hojas grandes y té), pero no está claro en qué medida contribuyen a la formación de cálculos.
- Cálculos de cistina: en la cistinuria que es un trastorno hereditario que afecta tanto a hombres como a mujeres. Aparecen en la infancia.
- Cálculos de estruvita: son producidos por infecciones urinarias, en especial por la bacteria Proteus. Son los únicos que se presentan más en mujeres porque es más frecuente la infección urinaria en el sexo femenino. Estos cálculos pueden crecer mucho produciendo los llamados cálculos coraliformes o ‘en asta de venado’ y obstruyendo el riñón, los uréteres o la vejiga.
- Cálculos de ácido úrico son más comunes en los hombres que en las mujeres y pueden ocurrir en la gota y en tratamientos con quimioterapia. Son menos frecuentes y se producen cuando la orina se hace muy ácida.
- Cálculos de fosfato amónico magnésico: son muy agresivos por crecer muy rápidamente y se suelen asociar a infecciones renales.
¿Cuáles son los síntomas de los cálculos de riñón?
Los cálculos renales pueden causar diferentes síntomas, dependiendo de su tamaño, composición y de su situación en el aparato urinario.
Algunos, por su pequeño tamaño, pueden pasar desapercibidos.
Cuando el cálculo baja por el uréter queda atrapado en zonas más estrechas que su tamaño y se produce el cólico renal, un dolor intenso de aparición súbita con características especiales:
- El dolor puede sentirse en el área abdominal o en un costado de la espalda.
- El dolor puede irradiarse al área de la ingle (dolor inguinal) o a los testículos (dolor testicular).
- El dolor es tan intenso que suele asociarse a náuseas y vómitos.
Además del cólico renal, pueden aparecer otros síntomas como:
- Infecciones de orina repetidas: Producen un color raro en la orina, más oscura, ardor al orinar (disuria) y aumento de la frecuencia de la orina (polaquiuria).
- Hematuria (sangre en la orina): Puede ser visible a simple vista o a veces tan sólo microscópica en un examen de laboratorio. Se produce por las lesiones que produce el cálculo en su paso por las estructuras del riñón.
Los cálculos de riñón no suelen dar fiebre.
¿Cómo se puede detectar?
Muchas veces los cálculos urinarios no producen síntomas y se encuentran de manera accidental en una radiografía o ecografía de abdomen.
El cólico renal es el cuadro que más lleva a pensar al médico en el diagnóstico que siempre debe ser confirmado con exámenes como:
- Una analítica de sangre para evaluar los niveles de calcio, de fósforo, de ácido úrico y de otros electrolitos.
- Exámenes de la función renal, creatinina, aclaramiento de creatinina, ácido úrico, urea, y otros definidos por el urólogo.
- Análisis de orina para ver cristales y buscar glóbulos rojos en la orina.
Para saber la situación y tamaño de los cálculos, su composición y la posible existencia de enfermedades que se asocien a su formación, se pueden usar las siguientes pruebas diagnósticas:
- Radiografía simple de abdomen: Muy útil y fácil de realizar, sobre todo en el servicio de urgencias. No detecta los cálculos de ácido úrico.
- Urografía con contraste: Fue el mejor examen para detectar cálculos por mucho tiempo, pero tiene el inconveniente de que el paciente necesita una inyección intravenosa de medio de contraste que puede ser dañino para el riñón.
- Ecografía renal: No se ven todos los cálculos. Es más útil para detectar daños del riñón como la hidronefrosis (dilatación de los riñones) y otras. Su mayor ventaja es no tener radiación y poder ser utilizada en niños y mujeres en embarazo.
- Tomografía computarizada simple o TAC simple de abdomen: Es el mejor examen en la actualidad para diagnosticar y hacer seguimiento de los cálculos urinarios. Su desventaja es ser costoso.
La composición de los cálculos expulsados se realiza mediante análisis específicos en el laboratorio.
La presencia de enfermedades asociadas se realiza posteriormente y dependiendo de la composición de los cálculos.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento del cólico renal tiene dos objetivos:
- Reducir el dolor: Usualmente se maneja con Antiinflamatorios no esteroideos o AINEs si no están contraindicados y, en casos difíciles, con opioides (derivados de la morfina).
Una buena hidratación y los medicamentos contra el vómito ayudan también en el manejo del dolor. - Expulsar el cálculo: Por lo general, un cálculo de menos de 5 mm y que esté casi a la salida del uréter se expulsa en menos de 48 horas.
Si los cálculos son muy grandes o el dolor y el vómito no se pueden controlar, se debe dejar a la persona hospitalizada y considerar sacar el cálculo con alguno de los siguientes procedimientos:- Litotricia extracorpórea con ondas de choque. Mediante este método se rompen los cálculos en pequeñas fracciones que se pueden expulsar más fácilmente por la orina (eficacia del 90%). Se utiliza para eliminar cálculos ligeramente menores a 1 cm que se encuentran localizados cerca del riñón o del uréter.
- Endo-urología. Se realiza una punción en la espalda a la altura de los riñones o por los conductos urinarios (uretra, vejiga, etc.).
- Cirugía. Sólo se realiza ante el fallo de los demás sistemas de tratamiento.
En cuanto al tratamiento de seguimiento, se pueden considerar dos aspectos:
- Cambios en el estilo de vida:
- Hidratación adecuada, preferiblemente con agua para diluir los elementos que forman los cristales en la orina.
- Para los cálculos de oxalato puede ser útil consumir zumo de naranja, evitar las bebidas azucaradas ricas en fructosa y consumir la llamada dieta DASH (rica en vegetales y pobre en carne).
- Evitar la toma excesiva de Vitamina C en presentaciones comerciales de venta libre.
- Evitar suplementos de calcio innecesarios. (No es claro si el consumo de calcio de los alimentos produce más cálculos).
- Las únicas situaciones en las cuales la disminución de oxalatos (chocolate, verduras de hojas grandes y té) y calcio en la dieta es útil para evitar formación de cálculos es en la enfermedad intestinal inflamatoria y después de la cirugía bariátrica (para bajar de peso).
- Evitar el exceso de sal: evitar alimentos procesados y no añadir sal a la comida después de servida.
- Los cálculos de cistina mejoran con la disminución del consumo de sal y proteínas.
- Medicamentos
Conociendo el origen es el cálculo se utilizan medicamentos, como por ejemplo:- Alopurinol (para los cálculos de ácido úrico)
- Antibióticos (para los cálculos de estruvita)
- Diuréticos
- Soluciones de fosfato
- Bicarbonato de sodio y citrato de sodio
Los cálculos coraliformes o en ‘asta de venado’ que ocupan gran parte del riñón deben ser extraídos por cirugía para evitar infecciones y daño renal.
Se calcula que el 40% de personas van a volver a formar un nuevo cálculo cada dos o tres años.
Se puede hacer seguimiento con exámenes de laboratorio y con imágenes dependiendo de los síntomas.
Es muy importante tratar los trastornos asociados, en especial la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico, así como el deterioro en la función del riñón.
Dr. José Antonio Zumalacárregui
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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