¿Qué deberíamos saber?
Contraer determinadas infecciones durante el embarazo puede tener un impacto significativo tanto para la madre como para el desarrollo fetal.
Estás infecciones pueden transmitirse a través de la placenta o en el momento del parto lo que puede causar graves complicaciones para el bebé.
En casi todos los países existen programas de cribado prenatal que consisten en realizar una serie de pruebas a las mujeres embarazadas para detectar de forma precoz algunas enfermedades infecciosas que pueden ser peligrosas si se transmiten al feto.
¿Qué infecciones son las más peligrosas?
Las infecciones más peligrosas en el embarazo son:
- Infección congénita por citomegalovirus (CMV): Es la infección congénita más frecuente actualmente. Cuando la madre contrae la infección por primera vez en el embarazo se transmite a alrededor del 40% de los fetos pero sólo un 10 al 15% de los bebés infectados muestran signos en el nacimiento. Puede causar pérdida de audición, microcefalia y otros problemas neurológicos al recién nacido. El feto también se puede infectar tras la reactivación del virus en madres inmunizadas pero en este caso sólo se transmite al feto en el 1 al 3% de los casos.
- Toxoplasmosis congénita: Si la madre se infecta en el embarazo por el parásito Toxoplasma gondii puede transmitirlo al feto a través de la placenta. Los niños infectados nacen asintomáticos pero hasta el 80% desarrolla trastornos de la vista o neurológicos durante su infancia y adolescencia. El huésped habitual del parásito son los gatos y el parásito se encuentra en sus heces por lo que las mujeres embarazadas deben evitar limpiar el arenero de los gatos. También puede contraerse si se consume carne cruda o poco cocinada que esté contaminada.
- Rubeola congénita: Es especialmente peligrosa si la mujer embarazada contrae la infección en el primer trimestre del embarazo. A partir del cuarto mes es poco probable que cause daños al feto. La rubeola congénita puede provocar en el bebé sordera, cataratas y otros trastornos cardiacos y neurológicos.
- Infección congénita por VIH: El virus del VIH se puede transmitir al feto durante el embarazo o al recién nacido durante el parto o la lactancia. En madres seropositivas se puede prevenir la transmisión al feto con terapia antirretroviral y medidas para evitar la transmisión durante el parto.
- Sífilis congénita: La sífilis es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema Pallidum que puede atravesar la placenta. Todas las mujeres embarazadas deberían realizarse una prueba serológica para la sífilis (VDRL). En caso de resultar positiva se puede aplicar tratamiento mediante penicilina G benzatina. Sin tratamiento adecuado puede provocar abortos espontáneos. En caso de que el embarazo llegue a término sin tratamiento el niño puede nacer con determinados trastornos (lesiones cutáneas, deformidades óseas, problemas neurológicos, etc.) o desarrollarlos posteriormente (úlceras, sordera, malformaciones dentales, retardo en el crecimiento, etc.).
- Listeriosis congénita y neonatal: La listeriosis está causada por el consumo de alimentos contaminados con la bacteria Listeria monocytogenes. Suele contagiarse por el consumo de verduras, carne y pescados sin cocinar o también por leche y derivados no pasteurizados. Una infección por esta bacteria al principio del embrazo puede provocar abortos espontáneos. Si se produce la infección con el embarazo más avanzado puede ocasionar partos de niños muertos o que tienen un mal pronóstico de vida (sepsis neonatal).
- Zika: Es una enfermedad producida por un virus que se transmite a través de las picaduras de mosquitos del género Aedes. Las zonas endémicas incluyen América Central, América del Sur, Caribe y la Polinesia. Por ello, las embarazadas deben protegerse de las picaduras de mosquitos y evitar en la medida de lo posible viajar a zonas endémicas. Los recién nacidos pueden sufrir malformaciones congénitas (microcefalia, trastornos oculares, etc.).
- Herpes: El contagio del herpes de la madre al bebé suele producirse en el canal de nacimiento durante el parto. Si existe un brote activo de herpes simple o genital en el momento del parto se recomienda una intervención de cesárea para evitar el posible contagio ya que el bebé puede sufrir una infección neonatal grave si contrae el virus al nacer.
- Varicela: Una infección materna durante las 20 primeras semanas de embarazo puede provocar la muerte fetal o malformaciones físicas y neurológicas en el feto. La mejor medida de prevención es la vacunación previa al embarazo.
- Parvovirus B19: La infección por parvovirus B19 se transmite a través de secreciones respiratorias o contacto con fluidos corporales de personas infectadas. En caso de infección materna se transmite de la madre al feto sólo en un 17 al 33% de los casos pudiendo provocar muerte fetal o hidropesía fetal. Para prevenirlo se recomienda el lavado frecuente de manos, no compartir alimentos o cubiertos y evitar el contacto con personas enfermas.
- Hepatitis B: La hepatitis B puede transmitirse durante el embarazo o el parto. Aproximadamente el 90% de los recién nacidos desarrollará infección crónica con hepatitis B después del parto si no se toman medidas preventivas. El tratamiento para un recién nacido infectado por hepatitis B es aplicar la primera dosis de la vacuna contra la hepatitis B en la sala de partos (o dentro de las 24 primeras horas de vida) y una dosis de inmunoglobulina contra la hepatitis B si se encuentra disponible.
- Estreptococo del grupo B: Esta bacteria puede encontrarse en la vagina o los intestinos de una mujer embarazada y transmitirse en ciertos casos al recién nacido en el momento del parto. Puede provocar en caso de contagio una infección neonatal grave (sepsis, neumonía, meningitis).
Pruebas de cribado prenatal
El objetivo de las pruebas de cribado prenatal es el diagnóstico precoz de enfermedades infecciosas que pueden resultar peligrosas para la madre o el feto.
Por ejemplo, en España, las pruebas de cribado que se realizan a las mujeres gestantes son:
- Para todas las mujeres: Cribado de sífilis, VIH, hepatitis B y estreptococo del grupo B.
- Para mujeres pertenecientes a determinados grupos de riesgo: Cribado de hepatitis C, enfermedad por virus zika y enfermedad de Chagas.
- Cribado de rubeola y varicela para mujeres que no estén vacunadas o se desconozca su estado de vacunación.
Consejos para evitar contagios
Es importante que las mujeres embarazadas adopten medidas rigurosas para prevenir infecciones. Para reducir el riesgo de contagio, se recomienda lo siguiente:
- Tomar precauciones en el contacto con gatos y otros animales domésticos y evitar limpiar sus areneros.
- Evitar consumir carne y huevos crudos, así como embutidos poco curados. Es esencial lavarse las manos después de manipular carne cruda en la cocina y evitar comer frutas o verduras frescas sin lavar.
- Limitar el contacto con personas que padezcan infecciones de cualquier tipo y tomar medidas para prevenir enfermedades de transmisión sexual, como el uso de preservativos. Las mujeres con múltiples parejas sexuales tienen un mayor riesgo de contraer infecciones que podrían ser peligrosas tanto para ellas como para el feto.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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