¿Qué es la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica inflamatoria del tracto digestivo.
Puede afectar en cualquier parte del tracto digestivo desde la boca hasta el ano pero la mayoría de las veces afecta al íleon distal (intestino delgado) y al colon (intestino grueso).
Se clasifica como una enfermedad inflamatoria intestinal. Se produce una inflamación, enrojecimiento y alteración del funcionamiento normal de la zona afectada.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La causa por la que se produce esta enfermedad es desconocida, aunque parece existir una cierta predisposición genética.
Se cree que tiene un origen autoinmune (el sistema inmune ataca al propio organismo) en la que ciertas infecciones desencadenan la respuesta inmune.
El consumo de tabaco aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.
¿Qué incidencia tiene?
La enfermedad de Crohn tiene una incidencia de 5 a 6 casos de cada 100.000 personas al año afectando por igual a hombres y mujeres.
Puede diagnosticarse a cualquier edad, aunque la edad más frecuente de aparición es entre los 15 y 35 años.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Crohn?
Los síntomas más frecuentes son:
- Diarrea crónica
- Dolor abdominal
- Fiebre
- Pérdida de peso
- Sensación de plenitud en el cuadrante inferior derecho.
- Fatiga
Sin embargo, en muchos pacientes la primera manifestación es un "abdomen agudo" que simula una apendicitis aguda o una oclusión intestinal, diagnósticos ambos que deben descartarse.
Los síntomas pueden complicarse si se produce obstrucción intestinal, abscesos o formación de fístulas.
¿Qué complicaciones se pueden presentar?
Además de las manifestaciones intestinales propias de la enfermedad, se pueden presentar también una serie de complicaciones o enfermedades asociadas principalmente de tipo extraintestinal. Las principales son:
- Dependientes de la propia enfermedad: Artritis periférica, epiescleritis, estomatitis aftosa, eritema nudoso y pioderma gangrenoso.
- Trastornos asociados a la enfermedad intestinal inflamatoria pero que siguen un curso independiente: Espondilitis anquilosante, sacroileítis, uveítis y colangitis esclerosante primaria.
- Complicaciones directamente relacionadas con la enfermedad: Alteraciones del metabolismo del ácido úrico, deterioro de la dilución y de la alcalinización urinarias y exceso de absorción de oxalato.
¿Cómo se puede detectar?
Las principales pruebas y procedimientos para llegar al diagnóstico de la enfermedad son:
- Clínica: Síntomas y signos sugestivos de la enfermedad.
- Datos de laboratorio: Son inespecíficos y pueden incluir anemia, leucocitosis, hipoalbuminemia y aumento en las concentraciones de reactantes de fase aguda, que se reflejan en una elevación de la VSG, proteína C reactiva y/o orosomucoides.
- Radiología y endoscopia: El diagnóstico definitivo suele establecerse por radiología o endoscopia del tubo digestivo. El enema baritado puede mostrar reflujo de bario hacia el íleon terminal, con irregularidad, nodularidad, rigidez, engrosamiento de la pared y estrechamiento de la luz ileal. En general, un estudio de tránsito de intestino delgado con radiografías centradas en el íleon terminal pone de manifiesto más claramente la naturaleza y la extensión de la lesión. En un tránsito gastroduodenal, sin estudio completo de todo el intestino delgado, el diagnóstico pasará inadvertido de forma casi invariable.
- Colonoscopia y biopsia: En los casos dudosos, la colonoscopia de fibra óptica y la biopsia pueden ayudar a confirmar el diagnóstico de colitis de Crohn y, en muchos casos, permitir la visualización directa y biopsia del íleon terminal.
- TAC (Tomografía computerizada): Aunque el TAC resulta útil para caracterizar las alteraciones anatomopatológicas de la pared intestinal e identificar los abscesos, no es necesario su empleo sistemático para el diagnóstico inicial.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
No existe tratamiento curativo para la enfermedad de Crohn pero existen diferentes tratamientos paliativos.
- Para aliviar los espasmos y la diarrea: Pueden administrarse anticolinérgicos y difenoxilato.
- Para prevenir la irritación anal: Los mucinoides hidrófilos (p. ej., metilcelulosa o preparados de psilio) ayudan a veces a prevenir la irritación anal al aumentar la consistencia de las heces.
- Para reducir la actividad de la enfermedad: Los antibióticos de amplio espectro activos frente a la flora entérica gramnegativa y anaerobia pueden ser útiles para reducir la actividad de la enfermedad en algunos pacientes (metronidazol).
- Para controlar la inflamación: El tratamiento crónico con sulfasalazina es útil para controlar la inflamación de baja intensidad, en particular en el colon, pero resulta menos eficaz en las exacerbaciones agudas graves. No se ha demostrado de manera concluyente que sea útil para prevenir las recidivas postoperatorias (recaídas). Existen nuevos análogos de la sulfasalazina prometedores que proporcionan concentraciones más elevadas de ácido 5-aminosalicílico (5-ASA), que es el componente activo, y carecen de sulfapiridina, que es la porción molecular responsable de la mayoría de los efectos adversos de la sulfasalazina.
- Cuando afecta al colon: Puede emplearse fármacos inmunosupresores. Los antimetabolitos, azatioprina y 6-mercaptopurina son eficaces en la enfermedad de Crohn, en especial cuando afecta el colon.
- Para inflamaciones moderadas y severas: En los últimos años se están comenzando a utilizar con éxito medicamentos biológicos como los agentes anti-TNF (Infliximab, Vedolizumab, Adalimumab, Golimumab, Certolizumab, Ustekinumab, etc.) para la enfermedad de Crohn que ayudan a reducir la inflamación y el dolor.
La cirugía suele ser necesaria cuando hay obstrucciones intestinales recidivantes (que tienden a reaparecer) o abscesos o fístulas que no se resuelven con el tratamiento.
¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?
La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica de por vida.
La severidad de la enfermedad es variable con periodos sin síntomas en los que la enfermedad no está activa. Sin embargo, con el paso del tiempo las complicaciones tienden a aumentar y se estima que el 60% de los que la padecen requerirán cirugía.
Dr. José Antonio Zumalacárregui
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
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