¿Qué es la enfermedad inflamatoria pélvica?
La enfermedad inflamatoria pélvica describe cualquier infección en los órganos reproductores de la mujer, incluyendo el útero, los ovarios, las trompas de Falopio y los tejidos de la pelvis.
Es una enfermedad muy frecuente, de difícil diagnóstico y con implicaciones graves si no se trata a tiempo.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La enfermedad pélvica inflamatoria puede ser causada por diferentes microorganismos, la mayoría de las veces por contacto sexual.
En muy raras ocasiones es ocasionada por infecciones del intestino u otras infecciones que alcanzan los órganos reproductores femeninos.
Se produce cuando los microorganismos migran del cuello del útero al útero, las trompas de Falopio, ovarios y a la cavidad pélvica.
Los microorganismos más comunes son la Neisseria gonorrhoeae (gonococo) y la Chlamidya trachomatis. Otros como el Mycoplasma genitalium y las bacterias anaerobias se consideran causa de la EPI, así como bacterias que normalmente están en la vagina sin ser infecciosas.
En la enfermedad inflamatoria pélvica suele haber una infección mixta, es decir, por varias bacterias al mismo tiempo.
¿Cuáles son los factores de riesgo para presentar una enfermedad inflamatoria pélvica?
Algunos factores que favorecen la infección ascendente en la enfermedad inflamatoria pélvica son:
- Mujer menor de 25 años.
- Múltiples parejas sexuales.
- Nueva pareja sexual en los últimos tres meses.
- Antecedente personal o de la pareja de haber presentado infecciones de transmisión sexual.
- Algunos procedimientos en el aparato reproductor femenino, como la inserción del dispositivo intrauterino, curetaje intrauterino en caso de aborto, procedimientos diagnósticos como histeroscopia o histerosalpingografía, procedimientos de fertilización in vitro o cualquier otro procedimiento que implique la dilatación del cuello del útero, pueden ser un factor de riesgo para contraer la enfermedad.
- Además, se piensa que las mujeres que se hacen duchas vaginales constantemente son más propensas a la enfermedad porque pueden ayudar a las bacterias que están en la vagina a emigrar al útero.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica?
Algunas mujeres no presentarán síntomas y solo se darán cuenta de que padecen la enfermedad cuando desean un embarazo y acuden al médico para buscar la causa.
Otras mujeres pueden presentar síntomas que varían de leves a severos.
Los síntomas más comunes en la enfermedad aguda son el dolor espasmódico intenso en la región pélvica (parecido a los dolores menstruales), fiebre y, en algunas mujeres, flujo vaginal.
Si la enfermedad tiene curso crónico, se puede presentar como dolor moderado en la región lumbar, dolor pélvico moderado, dolor con las relaciones sexuales (dispareunia), dolor con el período menstrual (dismenorrea) con sangrado abundante o períodos irregulares, flujo vaginal, infertilidad y riesgo de embarazo extrauterino o ectópico (en las trompas de Falopio).
¿Cómo se puede detectar?
La enfermedad inflamatoria pélvica se puede presentar como un dolor pélvico agudo en el que es necesario descartar la presencia de un absceso o colección de pus, ya que se considera una urgencia.
La ecografía transvaginal, la Tomografía computarizada (TC) y exámenes de laboratorio como la prueba de embarazo, el recuento de glóbulos blancos y la proteína C reactiva pueden orientar el diagnóstico.
Si no se trata de una urgencia, se busca hacer pruebas para clamidiasis, gonorrea y mycoplasma.
De igual manera, se recomienda la búsqueda activa de otras infecciones de transmisión sexual, particularmente infección por VIH y sífilis.
En otras ocasiones, la enfermedad inflamatoria pélvica se presenta como un dolor pélvico crónico o no se presenta nunca ningún síntoma.
En estos casos, no existe ningún examen que haga el diagnóstico preciso de la enfermedad por lo cual el médico, solo por sospecha clínica, instaura un tratamiento pronto para evitar complicaciones.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento es fundamental al inicio de la enfermedad, con antibióticos, ya que si la enfermedad no es tratada a tiempo, pueden ocurrir complicaciones como cicatrización de las trompas de Falopio y de otros tejidos en la cavidad pélvica, infertilidad, dolor crónico pélvico, adherencias de los órganos pélvicos y absceso pélvico.
El régimen antibiótico debe ser decidido por el médico dependiendo de la resistencia a los antibióticos en la zona geográfica donde se viva y de las bacterias implicadas. Por lo general son también tratamientos mixtos: con varios antibióticos.
Si la mujer tiene el dispositivo intrauterino y presenta la infección, es necesario quitarlo.
Se deben tratar las parejas con quienes se haya tenido contacto sexual por lo menos en los últimos 60 días y evitar tener nuevamente relaciones sexuales hasta que se verifique la curación de la infección.
En los tratamientos de medicina alternativa, en conjunto con el tratamiento con antibióticos, se recomiendan hierbas como la Echinacea y la caléndula, que se cree que tienen propiedades antimicrobianas.
La nutrición también es muy importante en el tratamiento, para fortalecer al sistema de defensa del organismo (sistema inmune).
Se recomienda comer vegetales y frutas frescas, suspender los alimentos procesados y agregar suplementos de vitamina A, C y complejo B que ayudan también al sistema inmune.
¿Cómo puedo prevenirme?
Para la prevención de la enfermedad se recomienda utilizar protección en las relaciones sexuales, especialmente los preservativos masculino y femenino.
Consulte a su médico si presenta dolor agudo abdominal acompañado o no de fiebre, ya que esto puede indicar el inicio de enfermedad inflamatoria pélvica que requiere atención de urgencias.
Si sus ciclos menstruales han sido regulares y se vuelven irregulares o se presenta sangrado abundante, consulte a su médico.
Recuerde: La enfermedad inflamatoria pélvica debe de ser tratada de inmediato para evitar la posibilidad de esterilidad en el futuro (complicación más frecuente).
Fernando Martínez Sáez
Redactor y divulgador de temas científicos, médicos y sanitarios. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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