¿Qué es el mal de altura?
El mal de altura es la incapacidad de adaptación del organismo ante la falta de oxígeno a altitudes elevadas.
Es un trastorno que puede afectar a los alpinistas, excursionistas, esquiadores, personal militar o bien a viajeros que ascienden demasiado rápido a una montaña o viajan en avión desde alturas cercanas al nivel del mar hacia grandes altitudes.
Hay personas que pueden acostumbrarse poco a poco a vivir hasta en alturas de 5.300 m (más de 17.000 pies), pero no más. A este nivel, la cantidad de oxígeno del aire es más o menos la mitad de la que hay al nivel del mar.
Se considera que el mal de altura se presenta, por lo general, por encima de los 2.400 m (8.000 pies) donde el nivel de oxígeno es 20% menor que a nivel del mar. Sin embargo, puede ocurrir a menores alturas dependiendo de la velocidad de ascenso y los antecedentes de cada persona.
Estar en buena forma física no protege contra el mal de altura.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
El mal agudo de altura aparece por la combinación de la reducción de la presión atmosférica y de la baja concentración de oxígeno en las grandes alturas.
Normalmente, el cuerpo se adapta a estos ascensos aumentando las respiraciones por minuto y produciendo una serie de cambios complejos que compensan los bajos niveles de oxígeno.
Por ejemplo, aumenta el número de glóbulos rojos, la circulación de la sangre se optimiza y hay cambios en la función de los riñones. Todo esto hace que el poco oxígeno disponible se aproveche mejor.
Sin embargo, hay personas más susceptibles a presentar cambios exagerados en el cuerpo que producen acumulación excesiva de líquidos (edema) en especial en el cerebro y los pulmones que, finalmente, se manifiestan como el mal de altura.
Los dos principales factores de riesgo para que esto ocurra son el antecedente de haber sufrido mal de altura y la velocidad rápida en el ascenso.
Además, los cambios más peligrosos suelen ocurrir durante el sueño, por lo cual la parte con más riesgo de estos ascensos acelerados es a la hora de dormir porque la falta de oxígeno hace que la persona pierda el reflejo que permite respirar y no lo haga (apnea).
¿Cuáles son los síntomas del mal de altura?
Los síntomas del mal de altura dependen del grado de afectación y no dependen de la altura que se haya alcanzado.
Se pueden configurar cuatro síndromes (grupos de síntomas) según la gravedad del cuadro:
- Mal de montaña agudo leve: edema cerebral leve. Se presenta de seis a diez horas después de iniciar el ascenso. Los síntomas duran de uno a dos días. Los principales son:
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Sensación de falta de aire (Disnea o fatiga)
- Mareo
- Insomnio
- Mal de montaña agudo moderado: edema cerebral moderado
Los mismos síntomas que el anterior, pero más intensos. Es subjetivo de cada persona. Se hace la diferenciación porque el tratamiento cambia - Edema cerebral de las grandes alturas: Alto riesgo de muerte en pocas horas
- Síntomas severos de mal de montaña
- Visión borrosa
- Incapacidad para caminar en línea recta o incapacidad absoluta para caminar (ataxia)
- Disminución del estado de conciencia o aislamiento de la interacción social
- Confusión
- Tez pálida o grisácea
- Edema pulmonar de las grandes alturas: Causa de la mayor parte de las muertes por el mal de altura
- Ahogo (disnea) mayor del esperado para la altura
- Tos seca persistente
- Expectoración con sangre, típicamente color rosa
- Fiebre en muchos casos
- Coloración azulada de la piel (cianosis)
¿Cómo se puede detectar?
Los síntomas es la mejor forma de detectar el trastorno, en especial del edema cerebral.
Además, al escuchar los pulmones con un estetoscopio, el médico puede escuchar chasquidos llamados estertores cuando hay edema pulmonar y en la radiografía de tórax se evidencia la acumulación excesiva de líquido en los pulmones, además de servir para diferenciarlo de una neumonía o una insuficiencia cardiaca.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
Depende de la gravedad del caso:
- Mal de montaña agudo leve (edema cerebral leve): Se interrumpe el ascenso, se dan medicamentos y se desciende.
- Mal de montaña agudo moderado (edema cerebral moderado): Se desciende de inmediato, se suministra oxígeno a flujos bajos y se administran medicamentos.
- Edema cerebral de las grandes alturas: Se desciende de inmediato, se suministra oxígeno a flujos altos y se administran medicamentos. Si no es posible el descenso inmediato, se hace tratamiento hiperbárico: Hay cámaras portátiles que son bolsas en las que se puede simular el descenso aumentando la presión barométrica con un pedal.
- Edema pulmonar de las grandes alturas: Descenso inmediato, no se deja a la persona hacer ningún esfuerzo físico, se le mantiene caliente, se administra oxígeno a flujos altos vigilando el oxígeno de la sangre con un oxímetro de pulso, se dan medicamentos y en caso de no poder descender pronto, se hace tratamiento hiperbárico.
En la mayoría de los casos con síntomas leves se mejora al regresar a una altitud menor, mientras que los casos severos pueden llevar a la muerte debido a la dificultad respiratoria o al edema cerebral.
¿Cómo se puede prevenir?
Las principales recomendaciones para prevenir el mal de altura son:
- Ascender grandes alturas poco a poco. Máximo 300 m por día por encima de los 3.000 m de altitud.
- Dormir en la misma altura por lo menos una noche y luego continuar el ascenso.
- Exponerse poco a poco a cada vez más altitud preferiblemente en los dos meses previos al ascenso final.
- Evitar ascensos durante episodios de infecciones respiratorias.
- Hidratarse adecuadamente (ni muy poco ni en exceso) durante el ascenso.
- No ascender más si se presenta alguno de los síntomas de mal de altura.
- No automedicarse medicamentos para prevención del mal de altura (suelen contener aspirina u otros AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) o glucocorticoides como la dexametasona que presentan otros riesgos graves para la salud.
- Si ya se presentó alguna vez el problema, se debe hacer prevención con medicamentos prescritos por el médico para cada caso individual y solo en caso de urgente e inevitable necesidad de viajar a grandes altitudes.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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