¿Qué es el trastorno bipolar?
El trastorno bipolar o bipolaridad es un trastorno que se caracteriza por fluctuaciones patológicas de ánimo, es decir, las personas presentan de manera cíclica, episodios maníacos y depresivos alternadamente.
Estas alteraciones interfieren de manera importante en la vida cotidiana de quienes presentan este trastorno y en su entorno, afectando su calidad de vida.
Según lo estipulado por la OMS, la bipolaridad ocupa el sexto puesto entre los trastornos médicos existentes y es uno de los trastornos en salud mental más común, severo y persistente. Incluso, debido a la alta interferencia que genera en la vida diaria de las personas se ha considerado como una de las enfermedades de mayor discapacidad.
Existen algunos subtipos de bipolaridad entre los que podemos encontrar:
- Bipolaridad I
- Bipolaridad II
- Ciclotimia
- Bipolaridad no especificada
Además, cabe mencionar que es un Trastorno que pudiera diagnosticarse en la infancia y la adolescencia, pese a que aún existe mucho debate a nivel científico respecto a la importancia del buen diagnóstico y de la diferenciación de otros trastornos posibles en la infancia.
¿Qué síntomas se presentan en cada tipo existente?
Los principales síntomas en función del tipo que se padece son:
- Trastorno Bipolar I: se aprecian episodios marcados de manía y episodios depresivos. Pudieran presentarse episodios psicóticos.
- Episodio Maníaco: implica un aumento excesivo de la energía, es un estado de ánimo muy elevado que difiere notoriamente del cómo se comporta la persona comúnmente. Este cambio en la persona es grave, altera su funcionamiento y el de las personas que le rodean e incluso pudieran requerir hospitalización.
En estos casos, se puede apreciar un aumento de la autoestima o con un sentimiento de grandeza, disminuye la necesidad de dormir, habla más de lo usual y presiona para mantener las conversaciones con otros, sensación de que sus pensamientos van a un ritmo muy rápido, se distrae muy fácilmente incluso con estímulos muy pequeños.
Además, hay un aumento de actividad dirigida a un objetivo en particular (por ejemplo, algún proyecto a nivel laboral, a nivel escolar, a nivel sexual, etc.) y/o una participación excesiva en cierto tipo de actividades sin medir las consecuencias (por ejemplo, comprar cosas en exceso, inversiones de dinero muy imprudentes, etc.).
Este estado no se puede deber al consumo de sustancias o a algún tipo de fármaco. - Episodio Depresivo: en este episodio, se presenta como una depresión mayor, es decir, una depresión grave. Los síntomas deben estar presentes al menos dos semanas y deben demostrar un cambio en cómo funciona la persona.
Aquí se pueden encontrar síntomas como un ánimo deprimido durante todo el día (implica sentirse triste, vacío, sin esperanza), no siente placer por hacer cosas que previamente sí disfrutaba, pérdida o aumento de peso sin que tengan relación con alguna dieta en específico, insomnio o duermen mucho, fatiga, pérdida de energía, sentimientos de inutilidad y culpabilidad.
También, podrían presentarse ideas de muerte, ideas suicidas sin un plan determinado o ideación suicida con planificación o directamente realizar un intento de suicidio.
En niños y adolescentes este episodio podría demostrarse como irritabilidad.
- Episodio Maníaco: implica un aumento excesivo de la energía, es un estado de ánimo muy elevado que difiere notoriamente del cómo se comporta la persona comúnmente. Este cambio en la persona es grave, altera su funcionamiento y el de las personas que le rodean e incluso pudieran requerir hospitalización.
- Trastorno Bipolar II: se aprecian episodios de hipomanía y episodios depresivos
- Episodio Hipomaníaco: en este caso se presenta también una alteración en el estado de ánimo de la persona encontrándose con más energía y más exaltado, podrían presentarse los mismos síntomas mencionados en el apartado de arriba, pero en este caso la hipomanía no genera tanta disfuncionalidad en la vida cotidiana de la persona ni a nivel cognitivo, ni social, ni familiar o en su entorno, tampoco requeriría de hospitalización.
- Episodio Depresivo: mismo contenido que en al Trastorno Bipolar I mencionado arriba.
- Episodio Hipomaníaco: en este caso se presenta también una alteración en el estado de ánimo de la persona encontrándose con más energía y más exaltado, podrían presentarse los mismos síntomas mencionados en el apartado de arriba, pero en este caso la hipomanía no genera tanta disfuncionalidad en la vida cotidiana de la persona ni a nivel cognitivo, ni social, ni familiar o en su entorno, tampoco requeriría de hospitalización.
- Ciclotimia: múltiples episodios de hipomanía con un ánimo depresivo, pero sin episodios claros de depresión mayor. Para ser diagnosticado deben estar presentes por al menos dos años diversos ciclos que presentan sintomatología hipomaníaca y depresiva, pero sin alcanzar los criterios para ser hipomanía o depresión.
En el caso de niños y adolescentes deben presentarse estos episodios al menos por un año.
¿Qué consideraciones hay que hacer en la infancia y adolescencia?
En el caso de la infancia y la adolescencia, existe una mayor posibilidad de que pudieran presentar este trastorno en edades tempranas si existen familiares con antecedentes de Trastorno Bipolar.
Debido a que se encuentran en etapas diferentes a la vida adulta, es importante que el diagnóstico sea realizado por profesionales que sean expertos en el área, para evitar que se diagnostique erróneamente, lo que suele ocurrir en estos casos.
En el caso de los niños y adolescentes muchas veces los episodios depresivos podrían presentarse con mayores niveles de irritabilidad que de tristeza y ciertamente, en los adolescentes, estos episodios pueden desencadenar ideación suicida (con o sin planificación) y/o intentos de suicidio.
Las investigaciones en estos casos han visualizado que, a nivel cerebral, en los circuitos neuronales que están a cargo del procesamiento de las emociones y de la regulación emocional, son diferentes a sus pares que no presentan este trastorno.
Con tratamiento, se ha visualizado que eventualmente se recuperan no presentando sintomatología, por ejemplo, por dos meses consecutivos. Sin embargo, en los estudios de seguimiento, se ha visto que el 80% experimentará recurrencia de los síntomas posteriormente.
¿Cuáles son las Causas?
Los estudios refieren que el trastorno bipolar es, en gran medida, una enfermedad genética, pero, aun así, existen factores biológicos, emocionales y/o sociales que pueden precipitar o empeorar el trastorno o también servir como factores protectores.
También se ha visto en los estudios que algunos eventos estresantes o alguna situación traumática pudiera desencadenar un episodio de bipolaridad, pero hay que tener en cuenta que en general, estos episodios aparecen sin una causa evidente.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento, en la base, se mantiene igual para todo tipo de paciente con trastorno bipolar independiente de su rango de edad.
A nivel médico se utilizan como primera línea antipsicóticos atípicos que en el caso de niños y adolescentes pudiera generar más efectos secundarios que en los adultos. También pueden utilizarse otros medicamentos como litio o quetiapina. En el caso de los adolescentes y niños también pudieran utilizarse olanzapina y ziprasidona.
También se requiere apoyo psicológico, independiente de la edad del paciente. En este caso es importante señalar que muchas veces las personas con trastorno bipolar abandonan los tratamientos psicológicos, por lo que es ideal que puedan contar con el apoyo a nivel familiar para darles continuidad.
Otro aspecto importante es poder regular el consumo de alcohol y/o el abuso de sustancias debido a que pudieran ser precipitantes de algún episodio. Además, con el consumo de fármacos psiquiátricos ambas sustancias no son recomendadas.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalKarla Andrea Donoso Bascur
Licenciada en Psicología, Escuela de Psicología, Facultad de Humanidades, Universidad de Santiago de Chile.
Revisor clínico