Trastorno límite de la personalidad

¿Qué es el trastorno límite de la personalidad?

Las personas que se encuentran diagnosticadas con el trastorno límite de la personalidad, presentan un patrón inestable en sus relaciones interpersonales, en su autoimagen y en cómo expresan sus afectos.

Son personas impulsivas que no tienden a considerar las consecuencias de sus actos. Además, la expresión de las emociones generalmente es intensa, con explosiones o arrebatos cada cierto tiempo.

A nivel de autoimagen, constantemente se mantienen insatisfechos, por ende, tienden a ser muy polares en sus descripciones, lo que en muchas ocasiones puede detonar comportamientos autodestructivos autolesivos que pueden llevar a intentos de suicidio.

En sus relaciones interpersonales tienden a ser caóticos puesto que idealizan o devalúan al otro, se mueven entre polos extremos en sus análisis de los demás y sí mismos y también muchas veces se perciben a sí mismos como víctimas de la situación, generando discusiones o peleas sin la capacidad de analizar otra perspectiva.

¿Cómo se manifiesta?

En este caso, para que una persona sea diagnosticada con este trastorno debe presentar al menos cinco de las siguientes características y ser mayor de 18 años:

• Las personas mantienen esfuerzos desesperados para evitar el abandono de otros, sea real o imaginario.
• Presentan patrones de relaciones interpersonales inestables e intensos que se caracterizan por moverse entre dos extremos: la idealización y la devaluación de la otra persona.
• Presentan una alteración de su propia identidad: en general su autoimagen y la visualización de sí mismos es inestable y con una marcada intensidad en cómo se sienten las emociones.
• Se mantiene la impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente de riesgo o autolesivas. Por ejemplo: en cómo manejan los gastos, en el consumo de sustancias, en su actuar temerario a la hora de conducir o en atracones alimentarios.
• Mantienen un comportamiento o amenazas recurrentes respecto al suicidio o a conductas de automutilación (autolesiones).
• Se presenta una inestabilidad afectiva importante debido a que en ocasiones reaccionan emocionalmente a ciertos eventos con una marcada intensidad que puede durar algunas horas.
• Permanentemente tienen una sensación de vacío.
• Tienen dificultades para controlar la ira, su enojo es intenso y en ocasiones inapropiado.
• En ocasiones se pueden presentar ideas paranoides que están relacionadas con el estrés o con síntomas disociativos graves.

¿Por qué se produce?

En el caso del trastorno límite de la personalidad, las investigaciones señalan que no se ha encontrado una causa única sino más bien una combinación de factores biológicos (genéticos, estructurales y neuroquímicos) y ambientales.

Desde los aspectos psicosociales se propone que el desarrollo de este trastorno podría deberse a entornos familiares invalidantes, en el que la expresión de emociones tiende a ser minimizada, negada o directamente ignorada por los adultos.

También, es común encontrar experiencias traumáticas en la infancia, como abusos físicos, psicológicos y/o sexuales, así como también experiencias de abandono parental o una mala relación con los progenitores.

Se recalca que ninguna experiencia por sí sola es capaz de permitir el desarrollo de este trastorno, es una mezcla de factores biológicos-ambientales.

¿Cuál es el tratamiento recomendado?

En lo que se refiere al tratamiento, no existen medicamentos directos para el trastorno de personalidad, pero sí para su sintomatología, como la impulsividad y la agresividad, por lo que los fármacos dependerán de cada persona y deben ser evaluados por un psiquiatra.

Sin embargo, entre los más usados se encuentran antidepresivos, estabilizadores del ánimo, antipsicóticos, ansiolíticos, pero varían entre cada paciente.

En relación a los procesos de terapia, existen varios tipos de terapia en los que se puede abordar el trastorno como por ejemplo la terapia EMDR, la terapia dialéctica o la cognitivo-conductual.

¿Cuántas personas la padecen?

Según lo referido por el DSM V, se estima que la prevalencia se encuentra entre un 1.6-5.9% de la población y se presentaría más en mujeres que en hombres.